jueves, 9 de mayo de 2013

Somos tan ridículos a la hora de amar.

Tan solo cuando estamos frente a la soledad nos damos cuenta de lo que daríamos por alguien y las ganas de sentirnos morir por otro. Porque cuando lo tenemos... Cuando lo tenemos, solo pensamos en ese momento y en lo poco que llegamos a dar, o la poca pasión comparada con los sueños. Por esto, deja que te explique; es que si hay algo más bonito, es poder vivir algo pero a tu manera. Sin anuncios y con esperas que merezcan la pena.