sábado, 12 de mayo de 2012

No sé...

No sé por qué la gente se fija en mi. Si para verme necesitan pasar dos veces. Tampoco busco el: "¡Guapa!" de un tío que no conozco desde un coche. Simplemente tengo mis momentos. A veces puedo ser la típica que no quiere hablar con nadie. Y después, a los cinco minutos, puedo estar riéndome yo sola, y soltar una de las mías. Soy de las que tropiezan. De las que va solo a cuatro fiestas, pero que en cada una de ella da lo mejor de si misma. Soy de las que necesita administrar los motivos por lo que sonríe día a día. Y la que busca algo en lo que pensar cuando está en la ducha. La que canta con el grifo porque sabe que nadie la escucha. La que se sonroja cuando hace algo mal en medio de la clase. Me río si te ríes. E incluso cuando menos te lo esperas, me tienes bailando sentada en la silla. Tan transparente. Pero tan confiada. Intento dar lo mejor de mi, aunque siempre tengo mi mala ostia activada. He cambiado, incluso podría decir que para bien. Que no tengo tanto miedo de mostrarme. Que te tiene que dar igual si no gustas como eres, porque hay que hacer lo que uno siente en cada momento. Y eso es lo que me ha enseñado la vida. Que los motivos no hay que buscarlos porque las sonrisas salen solas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario