martes, 16 de octubre de 2012

Me disfrazo de ti.

En este cuarto hay mucho que hacer, y todo empezando porque no tengo con quién pasar el rato. Si mi cama está desecha, que más da. Si aún sigue mi plato en la mesa, que más da.
A ti ni te va ni te viene que hoy ande sola por los sofás de mi casa, de uno a otro para andar paseando. Vagando de autoestima por los cielos. Comiendo chocolate hasta hartarme, y así poner unos kilitos de más, aunque te gustaran de menos. 
Queriendo ver que harías tú en mi lugar. Espiarte mientras estás en tu propio cuarto. Si de vez en cuando hablas solo o eso es solo mito de solitarios. Si aunque estés borde haya alguien que te calme, así como las pastillas de ibuprofeno que nos matamos a tomar por un pequeño dolor de estómago. A veces pienso que no intentamos las cosas por misma vaguez. 
Que podemos tener el mismo paraíso delante de nuestros ojos y no apreciarlo. O no cuidarlo. Quizás por eso tampoco crea en esas parejas que se las pasan besándose en cada esquina que encuentran, aunque tampoco lo niego si tiene que pasarme de vez en cuando. Una de cal y otra de arena, así soy yo. Pero ahora no, ni escribo como antes, ni pienso en alguien en especial. Lo peor de todo es que no te pase nada porque cuando te pasa al menos tienes porque quejarte o porque mismo comerte la cabeza, las entrañas. Ahora me las paso mirando a las musarañas, quizás si un poco más libre, incluso igual de loca, pero no con los mismos motivos. Como se nota que el amor, a veces engancha y que, cuando quieres desengancharte te duele todo del mismo modo que cuando sufrías por él aunque con más motivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario